Cuando
el sol estaba en su máximo punto, una de mis primas me invitó a dar un paseo a
otro pueblo; por la condición climática del momento, estaba segura que al pedir
permiso a mi tía, en donde estaba de vacaciones, no lo iba a obtener; por esto
decidí irme sin su autorización.
El
mencionado paseo era a un pueblo bastante retirado y para no ir caminando mi
prima y yo decidimos pedir prestadas dos bicicletas, de las cuales una estaba
sin frenos y la otra sin cambios.