lunes, 22 de junio de 2009

Conociendo la ESCUELA NORMAL SUPERIOR LA HACIENDA





Todos me escuchaban impresionados al saber que en Barranquilla existe un colegio con semejantes descripciones, un colegio como La Normal. Situada en la carrera 35 con calle 72 se halla La Escuela Normal Superior La Hacienda una institución pública, que brinda a sus estudiantes liderazgo para ser formadores, mediante una filosofía de esperanza que los oriente a la transformación de la comunidad.

Y ahí estaba yo, en ese lugar que me impactaba y por horas  me hacía olvidar que me encontraba en la capital del Atlántico, pues me sumergía en una “finca” como no me cansé de llamarle.



En la mayoría de las ciudades hay diferentes instituciones, en las que se les ofrece educación a quienes serán el futuro de nuestra sociedad; y algunas de estas son grandes, pequeñas, particulares o simplemente comunes. El objetivo es brindar la mayor comodidad posible a los estudiantes.


Pero La Normal no es un colegio más, es una hacienda como su mismo nombre lo indica, ya que cuenta con mas de xxxx en la que aparte de todo el sector de aulas de clases, sede administrativa, teatro y capilla, cuenta con una diversidad increíble de flora  y fauna.

En la entrada de las instalaciones los visitantes pueden deleitar su vista con un  pozo, en el que se puede percibir la blancura impecable de los patos quienes con su grasneo dan mucho ambiente de naturaleza; y estos crean un colorido contraste con el verde de la vegetación.

Más adelante hay un camino que se divide en una Y en el cual se debe decidir cuál de las dos travesías se quiere emprender: una expedición por “un bosque” o un paseo por una mini ciudad que incluye un teatro.

Mi espíritu aventuro me instó a ir en busca del “bosque” y para llegar tuve que recorrer un trayecto bastante expedicionario, lomas, muchos árboles que se atraviesan al paso, piedras y sobre todo caporos muchos caporos, que son unas iguanas de gran tamaño, paseándose casi en medio de los pies. 
      
Este camino me llevó al sitio que causaría que mi niño interior saliera a flote, una verdadera reserva de la fauna colombiana, es impactante encontrar dentro de un colegio, dentro de un barrio, dentro de una ciudad, caimanes, sí caimanes que han sido adoptados como miembros oficiales de La Escuela Superior  Normal La Hacienda. Uno de estos astutos se llama Congo, un caimán de aproximadamente tres metros, que causó que mi intriga se despertara por saber si era un maniquí o ser vivo y después de esperar muchos minutos en el que le hablaba como si pudiese atenderme, se movió y sólo se escuchaban mis gritos de emoción. Congo ha sido el protagonista de muchas poesías, letanías y hasta canciones que los miembros del colegio le han compuesto.

En medio de 39 grados de temperatura y un sol para broncearse seguí caminando para conocer más de lo que es “El pulmón del Silencio” como le llaman a La Normal, por nombre del barrio en el que esta situada; mi olfato percibía olor a granja, olor a pasto y de pronto mi vista se topo con un establo, hacia el que corrí para comprobar la realidad. Mi mente solo se preguntaba cómo pueden estar  dentro de un colegio, pero sí ahí están, caballos, vacas y un toro. Al verlos solo quería fotografiarlos para plasmar en una imagen su existencia. 

   
A mi encuentro salió una joven que al verme se identificó como egresada de la Institución y solo me miraba antes los comentarios que le hacia de la belleza natural de su colegio. Claro que mi duda ella la podia resolver:

¿Por qué un lugar así para estudiar y por qué tantos animales en un colegio urbano?
“Porque esta zona fue donada hace muchos años y poco a poco se fueron trayendo mas animales, para hacer un lugar diferente para los estudiantes; además todo el lugar se utiliza para clases de biologia y preseversacion del medio ambiente”.

¿Es aprovechado y protegido el lugar por los estudiantes?
“Claro, desde que entramos al colegio nos enseñan a quererlo, repetarlo y cuidar  todo lo que hay en él. Con el tiempo uno siente que esta es nuestra casa. Cuando yo estudie preferia estar aquí todo el día”.

Después de la corta charla seguí con mi marcha y mi impresión aumentaba, ante mis ojos una piscina semiolímpica, una cancha de beisboll y una acogedora cafeteria donde pude descansar y refrescarme un poco.

Luego decidí trasladarme al sector de la mini ciudad, un espacio totalmente citadino en el que hay una capilla con un toque algo envejecido y seminarista y a unos metros un teatro que ha sido testigo de cientos de presentaciones de los barranquilleros.      

Y así dí por terminada mi travesia por La Escuela Normal Superior La Hacienda, quedando en mis recuerdos y en algunas imágenes la memoria de un colegio, de una finca o de una hacienda, que brinda a sus estudiantes clases en un paraíso natural, donde el contacto directo con la naturaleza hace parte del aprendizaje.

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